26 agosto 2009

Me voy

Primero estaré aquí...
...y luego aquí


¡HASTA LA VUELTA!


01 agosto 2009

La cena del siglo

La noche prometía... y vaya si prometió. Fue, no lo duden señores, la cena del siglo. De este y del pasado. Hubo Miramontes, hubo Tonecho, hubo Pepiño Ricard, hubo 'galego na lúa' (esta vez en forma de canción), hubo el meneo de Carmiña y cea,cea,cea, hubo 'señor de los Planillos', hubo torito bravo, hubo un dejavú Demi Rusos, hubo Falete, hubo fútbol, hubo 'pulpo' y, como no, hubo, y por partida doble
¡que te ha pillao, que te ha pillao, que te ha pillao el carrito del helao!
Sólo nos faltó el pulpo con almejas

Ni el día gris ni las bajas de última hora consiguieron mermar los ánimos del tesorero, que se pasó la semana amenazando con una noche para el recuerdo. ¡Y tanto!
Para empezar el homenajeado hizo acto de presencia, demostrando no sólo que no es un túzaro (el propio homenajeado said), sino que es mucho más caballero que Lady Portass, al superar con un gran sentido del humor una noche cien mil veces más friki que la de la susodicha. Se repitió escenario. Y anfitrión. Ese que se bebía el vino bueno mientras el resto se emborrachaba con el parralleiro. A la media hora y tras dos copas de ese buen Mencía, C. manifestó que "estaba pedo". A partir de ahí, el desenfreno. Se intentó que se besara el novio, se besó (a sí mismo) el padrino, a Pepiño se le pidió desaforadamente que cantase (¡canta Pepiño, canta) y todo mientras la pobre Ch. que tenía un hambre de morirse, sufría para moderarse al lado del jefe. El Tonecho (que debe de venir con el menú) hizo la entrega del regalo ("Eu non coñezo a ninguén que sudara esa camiseta. Así que se sudas, devólvesma que cha cambiamos por unha a raias azul e grana") y el homenajeado aguantó el tipo tras ser declarado el Cristiano Ronaldo del GH. El paquete se completó con dos portadas del fútbol (¡el fútbol como no!), de las que nos quedamos con Manolo y Ricard luciendo tipazo y melena y a Henrique proclamado como el mejor jugador del partido (o en palabras de Ricard: "Fíxo un partidazo. Témolo gardado na retina"). Tras el café, los chupitos... y las copas. Hasta tres rondas para algunos que dieron pie no solo a las mejores canciones populares (con imágenes inolvidables como Miramontes bailando flamenco en lo alto de una silla), sino a los peores chistes, con la colaboración especial del chef de Masaricos, que no consiguió sacarle a nadie ni una sola sonrisa. En medio de tanta euforia, Miramontes pidió más hielo porque estaba "encendido" y Miguel, haciendo gala del trilingüismo ese que persigue Donna Karan, proclamó que él también estaba "on fire". Cantó Miramontes, cantó Ricard, cantó Marga, entonó Ch., Noia puso la voz, N. el chucuchucu, L. el grito de guerra y hasta el jefe se arrancó al final de la noche con un miudiño, miudiño que puso el colofón a las 3.30 de la mañana, cuando el dueño del restaurante ya no sabía que hacer para echarnos. Mientras nuestro 'nachoman' y el señor de los planillos ajustaban cuentas con el de Masaricos, una cucaracha (os los juro, era una cucaracha) salida de detrás de la barra aún dio pie para la última canción de la noche, quedando aplastada "tras no poder caminar".
La noche no acabó ahí pero las deserciones ya fueron múltiples. Pasados por agua y más que cansados de reírnos, el broche final lo pusimos en la Armería (otro clásico), donde la que escribe acabó bailando Shakira ("eu cando a miro quedo pampo") con Miramontes.