Se acabó.
La desaparición de uno de los símbolos más claros de la infancia y adolescencia cierra definitivamente una etapa de esta vida. La verja roja se cerró hoy por última vez. Los nuevos tiempos afectan a todos, y no siempre para bien.
Tardes enteras en sus bancos rojos, delante de las pantallas, sentada en sus maceteros, largas esperas en su puerta. Lugar de encuentro, de reencuentro, de despedidas, de nacimiento de amistades, de odios, de enfrentamientos y de rupturas. Una época que hace años que pasó pero que pervivía entre sus paredes, en sus suelos desgastados, en las marcas talladas en sus maderas...
La sala cerró y, con ella, un ciclo.
15 enero 2006
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1 comentario:
Aún no me lo creo. Hoy espero comprobarlo con mis propios ojos. Ojos que se llenarán de lágrimas al recordar todo lo vivido allí y ver como esto se acaba cada vez más deprisa. Sólo me queda la esperanza de que no profanen nuestro "santuario" de cualquier manera. Cada vez me lo repito más frecuentemente: Que duro es crecer!!
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