Un amigo chega sempre,
aínda que sexa tarde,
aínda que sexa borracho...
Raúl Reigosa
Esta viñeta de Mafalda es de las primeras cosas que veo cuando me levanto. Es la misma frase (la de la madre, claro) que me decía mi madre cuando era pequeña y me dejaba en casa mientras ella se iba a la compra. "No le abras a nadie, eh", me advertía antes de dejarme metida en cama o viendo una peli de dibujos que el día anterior habíamos cogido en el Carvídeo. Y yo, que para ser tan lista como Mafalda tendría que vivir diez veces, siempre le hice caso, incluso cuando el telefonillo era constantemente aporreado y sabía más que de sobra que el que estaba abajo no era el hombre del saco, sino mis amigas, que veían como se iba la mañana y yo aún no había bajado a montarla en la calle más poblada de criaturas de todo el pueblo. La recompensa valía la pena: un libro, que normalmente yo devoraba en el mismo día, a la espera ya de uno nuevo. 

Cuando en el 2008, David Trueba publicó este libro (un relato de supervivientes que, pese a la adversidad, luchan por seguir adelante) Guardiola se lo regaló a lo chicos de la cantera del Barça, los mismos que ahora forman el equipo más grande de la historia del fútbol.
Han demostrado que lo suyo es ganar.
Ahora, que también saben perder.