Madrid- Noviembre 2008
31 diciembre 2008
26 diciembre 2008
Esperando la casualidad de mi vida
17 diciembre 2008
Dèjá vu
Paloma
mi vida fuimos a volar
con un solo paracaídas
uno sólo va a quedar
volando a la deriva
vivir así no es vivír
esperando y esperando
porque vivir es jugar
y yo quiero seguir jugando
le dije a mi corazón
sin gloria pero sin pena
no cometas el crimen, varón
si no vas a cumplir la condena
quiero vivir a veces
para poder olvidarte
quiero llevarte conmigo
y no voy a ninguna parte
no te preocupes, Paloma
hoy no estoy adentro mío
tu amor es mi enfermedad
soy un envase vacío
no te preocupes Paloma
no hay pájaros en el nido
dos ilusiones se irán a volar
pero otras dos han venido
si me olvido de vivir
colgado de sentimientos
voy a vivir para repetir otra vez
este momento
te bajaría del cielo, mujer
la luna hasta tu cama
porque es muy poco de amor
sólo una vez por semana
puse precio a mi libertad
y nadie quiso pagarlo
te cambio tu corazón por el mío
para mirarla y mirarla…de gloria, mujer
quiero un pedazo de cielo
para invitarte a dormir
en la cama o en el suelo
un sacrificio ritual bién o mal
yo quiero hacerle a mi estrella
sin principio ni final
no quiero vivir sin ella
(3 Noviembre 2005 - 12 Diciembre 2008)
27 noviembre 2008
15 octubre 2008
Reflexión
"¿Qué demonios mantiene
a España clavada en la fe
del pasado?
La falta de fe en el futuro"
Ray Loriga
Tokio ya no nos quiere
01 octubre 2008
29 agosto 2008
10 agosto 2008
Injusticia
INJUSTICIA. Esta es la única palabra que ocupa mi cabeza desde hace 36 horas. Desde que una mañana la vida te despierta para arrojarte un jarro de agua fría. Para hundirte en lo más hondo de la existencia, para adentrarte en un agujero negro del que no hay salida. Es increíble como somos capaces de seguir viviendo, ignorantes de lo que pasa a nuestro alrededor. Hasta que la casualidad, la mala suerte o simplemente la realidad te abre los ojos y te arroja al vacío. Y te arranca una parte de ti. Y, más que nunca, te encuentras solo y a la deriva. Hay cosas que nunca deberían pasar en esta vida. Hay sentimientos que nunca deberíamos experimentar. Hay situaciones que nunca deberíamos vivir. Y sin embargo, ahí están. Para demostrarte que tú no mandas nada, no decides nada y no sabes absolutamente nada. Que da igual que seas bueno o malo, que sueñes con un futuro o simplemente te dejes llevar, que ansies vivir más que nadie o prefieras dejarte morir. Todo da igual. Porque una mañana radiante y de sol, una palabra, un foto y unas líneas te dejan helado, seco, sin aliento. Y los recuerdos se agolpan. Y las lágrimas brotan. Y nada de lo que hagas, pienses o desees podrá cambiar absolutamente nada. Y entonces descubres que las personas que tienes al lado quizás no sean las que más te importan. Y que hay gente que te llega y que forman parte de tu vida en el más absoluto silencio y la más lejana distancia. Y entonces algo te oprime la garganta y te cierra la boca del estómago. Y sube hasta tu cerebro para encapotarlo de asombro, dudas, incertidumbre y desconcierto. Y te das cuenta del poder de una llamada y de la ansiedad que provoca un teléfono que no responde. Y ya no crees en la suerte, no confías en el destino. Y sabes que no debió de ser así, que a él no debería haberle pasado. A él no. Y entonces eres aún más insignificante y te das cuenta de todo es absolutamente injusto. Que el mundo es injusto, la vida es injusta y la muerte todavía lo es más.
08 agosto 2008
The Candi's girls
Fue el acontecimiento de la semana, del mes e incluso del año. No, no me refiero a la boda en Meirás, que podía ser, sino la pedazo cena que la gran anfitriona Ch. nos preparó el jueves night. (Ni que decir tiene que si fuera ella la que se presenta al programa de Antena 3, se llevaría el premio de calle)
No hubo galegos na lúa, ni pinacotecas, aunque el gato Félix (Caneda said) volvió a resurgir de sus cenizas. La noche prometía y no defraudó, especialmente por el descubrimiento del 'hit' del verano: las 'cenicitas' de Candi que, además de encantar a M., nos convirtió automaticamente en Candi's fanes. Comimos, bebimos y sobre todo, habemus nombre, que ya nos rima con el apellido y nos va ideal para ir a La Salle y veranear en Sanxenxo. Acuñamos un nuevo nombre para el superdotado del verano: ¡Viva Joselito!, y un nuevo calificativo para una incondicional: pailaroca.
Y a falta de nuevas teorías, recordamos las viejas, y Ch. nos dejó un par de perlas para recordar:
- "La elegancia en Galicia es Anxela Bugallo. Yo ya me ca go" (00:00h, tras dos Limonchelos)
- "Donde haya unha polla, que se quite una neurona" (01:00h, tras tres Limonchelos y los restos de las demás).
En fin, que fue una noche, como siempre, ideal.
No hubo galegos na lúa, ni pinacotecas, aunque el gato Félix (Caneda said) volvió a resurgir de sus cenizas. La noche prometía y no defraudó, especialmente por el descubrimiento del 'hit' del verano: las 'cenicitas' de Candi que, además de encantar a M., nos convirtió automaticamente en Candi's fanes. Comimos, bebimos y sobre todo, habemus nombre, que ya nos rima con el apellido y nos va ideal para ir a La Salle y veranear en Sanxenxo. Acuñamos un nuevo nombre para el superdotado del verano: ¡Viva Joselito!, y un nuevo calificativo para una incondicional: pailaroca.
Y a falta de nuevas teorías, recordamos las viejas, y Ch. nos dejó un par de perlas para recordar:
- "La elegancia en Galicia es Anxela Bugallo. Yo ya me ca go" (00:00h, tras dos Limonchelos)
- "Donde haya unha polla, que se quite una neurona" (01:00h, tras tres Limonchelos y los restos de las demás).
En fin, que fue una noche, como siempre, ideal.
07 agosto 2008
Cena de chicas
Vuelven las teorías de Ch., las pinacotecas de Caneda, o galego na lúa de C., el suje de M., la cona de R.... vuelve LAS CENAS DE CHICAS
10 junio 2008
Aire
28 abril 2008
16 marzo 2008
27 enero 2008
17 enero 2008
Mensaje del día
La vida es corta.
Rompe las reglas.
Perdona rápido.
Besa lentamente.
Ama verdaderamente.
Ríe incontrolablemente.
Y nunca te arrepientas de nada que te haya hecho sonreír.
Rompe las reglas.
Perdona rápido.
Besa lentamente.
Ama verdaderamente.
Ríe incontrolablemente.
Y nunca te arrepientas de nada que te haya hecho sonreír.
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