25 octubre 2006

Zona Cero

La Zona Cero ha vuelto. Es un lugar que sólo existe en la mente de algunas personas. Está compuesto por supuestos seres humanos con una vida envidiable: un sueldo que supera al de las personas que no la habitan, con muchos más extras (económicos, claro) y un trabajo muchísimo más relajado, una situación que resultaría incomprensible para cualquier mortal. No dudan en hacer las cosas mal con tan de salir antes, eludiendo casi siempre sus obligaciones, actitud siempre consentida por el poder. Por lo general, son muy malas personas, y tienen un único objetivo: hacer daño a los demás. Cuentan también con un importante déficit auditivo, por lo que hay que hablarle a voces y como por regla general también carecen de educación, es necesario rebajarse y ponerse a su mismo nivel (es decir, ladrar) para poder comunicarse con ellos, cosa que sólo se hace cuando el volumen de trabajo es tan inasumible que es necesario que lo hagan todo ellos (que por una vez que trabajen... ) Eso sí, una vez hecho, ya está. Los agradecimientos sobran para este tipo de gente y los actos sociales conjuntos son algo inimaginable, porque como no saben ser personas... Así que ya saben, señores. Mucho cuidado porque la Zona Cero ha vuelto. Y esta vez, para quedarse.

16 octubre 2006

Aterrizando

Empiezo a aterrizar. Con media quincena de octubre fuera, mi organismo vuelve a situarse en esta silla giratoria delante de esta pantalla que sigue llena de polvo sin la amenaza de que salga un sarpullido. La lluvia vuelve también. Con una intensidad que me devuelve a otro años, a otras épocas. A ese primer año de facultad en el que día sí y día también mi madre me obligaba a descalzarme en la puerta de lo empapada que llegaba. A ese año en que el viento me obligó a prescindir de los paraguas. A ese año de risas y saltos en los charcos de vuelta a casa y carreras y mañanas empapadas en la última fila de aquel aula tan impersonal. Y vuelven de nuevo las mismas dudas, las mismas preguntas, los mismos problemas, las mismas soluciones. Y una conversación inesperada, con alguien al que nunca verías capaz de soltar esas palabras, en un estado poco propicio para los temas serios, me hace verme de otra manera, sentir de otra manera, pensar de otra manera... y entonces, aterrizo.

03 octubre 2006

De vuelta

Más vieja, más cansada, con más quilos, con más ganas de quedarme en mi sofá con mi manta, con más lluvia, con más mala leche (si es posible), con más listillos a mi lado... en fin, de vuelta.
¿Y con algo de menos? Si, con menos ganas de volver.